Miembros del programa de Márgenes y Vínculos para la prevención, detección y actuación Integral contra la violencia de género entre adolescentes han asistido a los cursos de verano de Motril (Granada) y se han formado en la materia del impacto de la pornografía en la infancia y en la adolescencia, así como el papel responsabilidades de la familia y los centros educativos.
El título de este curso es Pornografía y menores agresores: normalización y naturalización de la violencia sexual y forma parte de la programación de la 35 edición de cursos de verano de la UNED en Motril. Este curso ha estado organizado por el profesor de Sociología de la Universidad de Granada y profesor-tutor de la UNED, Pablo Galindo Calvo, y por el director de la UNED de Motril y profesor de Psicología, José Antonio Ruiz Caballero.
A lo largo de estos tres días, más de 250 profesionales han abordado numerosas ponencias en las que se ha puesto la violencia sexual y la pornografía en el centro del debate y la reflexión. En el curso las y los ponentes abordaron esta problemática desde diferentes puntos de vista, caso del educativo, social, judicial o policial. Las y los participantes coincidieron en advertir del incremento del consumo de pornografía en niñas, niños y adolescentes y su relación con la violencia sexual entre iguales e incidieron en la necesidad de buscar soluciones para que esta realidad no se mantenga o no siga creciendo.
El curso ha contado con ponentes de prestigio como Marina Marroquí, Mónica Alario, Mar Venegas, Carmen Ruiz Repullo, Sandra Sedano, la fiscal delegada de menores en Málaga, Isabel Fernández Hoyos, el presidente del Consejo Audiovisual de Andalucía, José Francisco Domínguez del Postigo, o el inspector jefe de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de Granada, Miguel Nestares.
Para el equipo del Programa de prevención, detección y actuación integral contra la violencia de género entre adolescentes ha resultado muy enriquecedor esta experiencia, pues ha supuesto nuevos aprendizajes y reciclajes para abordar, a nivel terapéutico, las conductas violentas por las niñas, niños y adolescentes derivados al programa.