La Fundación Márgenes y Vínculos ha organizado un curso de formación para el personal técnico y educativo de su centro tratamiento terapéutico (CTT) de menores en Benalup. El curso se desarrolló del 9 al 11 de abril y fue impartido por Pilar Rivas, psicóloga del equipo de tratamiento familiar del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, miembro de la Plataforma de Profesionales de Familiar de Andalucía y terapeuta especialista en apego y trauma, y técnica EMDR.
Este personal técnico y educativo del centro desarrolla un programa específico de atención a la diversidad, concretamente para personas menores que presentan trastornos de conducta derivados, entre otras causas, de desórdenes del apego y traumas complejos del desarrollo.
El objetivo del curso fue dotar a los/las profesionales que trabajan con población infanto-juvenil y sus familias que se atiende en el centro de Benalup. Asistieron 19 profesionales, entre los que se encontraban psicólogas/os, educadoras/es y trabajadoras/es sociales.
El curso se desarrolló en tres sesiones de seis horas de duración cada día, además dos horas que se destinaron al desarrollo de la intervención en casos prácticos propuestos por la ponente. Durante las sesiones, Pilar Rivas realizó una conceptualización de los términos que daban título al curso, además de desarrollar conceptos como la neurociencia y su relación con el desarrollo del apego, así de cómo los vínculos afectivos, en las primeras relaciones con los cuidadores principales, son los cimientos sobre los que construimos la persona que seremos. Hizo hincapié en que la forma de que nos vinculamos generará las figuras de apego que, en caso de que no se conformen de una forma sana, dará lugar al trauma del desarrollo.
Pilar Rivas explicó que el ser humano está genética y físicamente programado para ligarse con las figuras de apego. La necesidad básica de un bebé de sentirse sentido, se completa con la relación que establece con su cuidador, desde su nacimiento. Cuando en ese baile, el cuidador sintoniza con las necesidades del bebé, satisfaciéndolas de forma contingente y afectiva, permitirá la construcción de una base segura que le permitirá explorar el mundo y tomar conciencia de sus sentimientos, y propiciará un vínculo seguro.
La psicóloga argumentó que cuando esa relación es interrumpida o no se establece, ante diferentes circunstancias (enfermedades, hospitalizaciones, situaciones estresantes, pérdidas no resueltas o una vida difícil), encontraremos niños y niñas que en contacto con sus cuidadores no se sienten seguros. Rivas agregó que la vida de las niñas y niños gira en torno a sus figuras de apego y la mayor parte de su aprendizaje ocurre a través de la interacción con éstos, de ahí, que las experiencias traumáticas vividas dentro de la relación con los cuidadores tienen un profundo impacto en el ciclo vital y en las futuras relaciones interpersonales.